Magic Bus

En un mes como febrero, -a escasos días de comenzar el ciclo lectivo 2008- en donde básicamente se definen salarios- encontrar una noticia como la que salio publicada el día 21/02/08 en el diario La Capital de Rosario, en cuyo titulo decía: Salen a buscar a más de cinco mil chicos que dejaron el secundario, lo mínimo que genera es sorpresa. Según consigna el periódico, “funcionarios del Ministerio de Educación santafesino, resolvieron salir al rescate de 5.250 alumnos, en su mayoría de zonas rurales o con serias dificultades económicas para trasladarse, que terminaron el año pasado su 9º año de EGB (2º año a partir de 2008) y que aún no se inscribieron para continuar su secundario el 10 de marzo” Seguramente la imagen que uno tiene de los funcionarios dista bastante de lo que se postuló en cuanto a este rescate de voluntades. Imaginar a equipos técnicos del ministerio de educación buscando entre los parajes mas alejados de las zonas rurales a esos cinco mil pibes que por x motivo no se inscribieron para continuar sus estudios, dista bastante de la realidad. Es mas, a lo primero que atinamos es a pensar en lo bien intencionado del proyecto. Pero hasta ahí. Es innegable que la iniciativa es sumamente humana y necesaria. No solo por el hecho de que la nueva ley de educación disponga que completar el ciclo secundario es una obligación, -es decir, que deja de ser opcional-. Sino, en lo que atañe a una idea de país. En donde el simple juego de asociaciones lleva a pensar de la siguiente forma: pibe = escuela. Y no, pibe = trabajo o peor aun pibe = calle. Apunto, una idea al respecto.

En cuanto a la metodología, considero que esta bastante bien tratar de “recuperarlos” dentro del sistema educativo nuevamente por medio de pases para el colectivo o bicicletas para que puedan llegar a las aulas y terminar su escolaridad, principalmente si se piensa en los chicos de tierra adentro. De todas formas, seria formidable aspirar, -alguna vez- a tener el sistema de transporte escolar que tanto en películas, series o dibujitos norteamericanos vemos a diario. Díganme, sino seria grandioso imaginar que este mismísimo lunes tres de marzo del 2008, en cada pueblo, ciudad o región de Santa fe, a eso de las siete de la mañana, cada pibe sentadito en la puerta de su casa, con la mochila entre las piernas, escucha una bocina… tuuu ¡¡ tuuu ¡¡ y de lejos el barullo de muchos chicos. Todos subidos en otras paradas más alejadas que el colectivo escolar fue recogiendo a su paso. Esta bien, no pidamos mucho, pensémos en un cole un poco destartalado y de color amarillo –no podía ser de otra forma- y que al acercarse al cordón, rechine sus frenos de tal forma que nadie deje ni una milésima de segundo de apretarse con todo las orejas y crujir los dientes haciéndose gestos hasta que no pare por completo. Al minuto, se abre la puerta. Y quien aparece no es otro más que Otto con sus walkmans a full cubriendo su melena roquera. Y diciéndonos: -vamos campeón, apurate que llegamos tarde ¡¡¡ -. Eso si seria una medida progresista.